Cuando llega un momento que algo se esta manteniendo y parece que aunque se quiera no se puede cambiar y aunque se cambie se vuelve a lo mismo, puede que haya que mirar una fuerza más profunda en los hechos familiares del pasado, lo transgeneracional.
Para hacer esto nosotras tomamos los datos familiares a través del genograma. En este aparecen los hechos importantes de la raíz familiar, desde nuestros abuelos o incluso bisabuelos hasta nosotros, hechos de guerra, muertes tempranas, abusos, adicciones, abortos, exclusiones, ganancias o pérdidas económicas importantes, divorcios, periodo penitenciario o psiquiátrico de algún miembro de la familia…
Se suelen buscar hechos que estén conectados con la problemática de la persona.
Iré describiendo algún caso y mostrando el genograma para que se vea más claro. Los nombres de las personas no serán los reales.
Vienen a la consulta una pareja, Pedro y Silvia, ellos llevan casados unos 15 años y tienen dos hijos. Su demanda es sobre la relación de pareja y esta es la última oportunidad que van a darle al matrimonio, ya han pensado en separarse.
Pedro no se fía de su mujer, cree que puede engañarle con otro hombre y que esta puede traicionarle y reírse de él. La controla, no la cree y le llama continuamente.
Silvia no aguanta ese control, se siente presionada y todavía va más a la suya, no le coge el teléfono, queda a comer con compañeros de trabajo y sobretodo cada vez realmente siente más rechazo hacia Pedro.
Poniéndose cada uno en la piel del otro y dándose cuenta de que uno provoca al otro, es decir, cuanto más controla Pedro, Silvia se siente más presionada, como si nada lo hiciera bien, poco valorada, culpable y sobretodo muy enfadada y este enfado se lo expresa a Pedro alejándose de él, tanto física como emocionalmente, no haciendo nada de lo que este le pide…esto al mismo tiempo le hace reaccionar a Pedro quien siente todavía más miedo de ser traicionado, se angustia más y controla a Silvia muchísimo más, hacemos que cada uno se ocupe de su parte y así baja bastante la tensión.
También trabajamos con el efecto que está teniendo todo este conflicto para los hijos y parece que esto haga que baje todavía más la tensión.
Pero vuelven a lo mismo, parece que haya una fuerza mayor y sobretodo Pedro me pide ayuda muy angustiado porque no puede evitar dejarse arrastrar por ese miedo y esa rabia. Por ello hablaré de Pedro quien siente a su mujer como una gran enemiga, así lo nombra él, como una puta enemiga. Le pido todos los datos del genograma y cual es mi sorpresa que todo empieza a encajar. Todo el tema transgeneracional no deja todavía, de sorprenderme. (Incorporo el genograma de Pedro).
Como puede verse en el genograma, la abuela de Pedro tuvo un primer matrimonio con dos hijos (abuelo materno). Este hombre, republicano, fue asesinado a manos de los nacionales. El golpe de alma se da cuando la abuela se casa con un hombre que pertenece al bando contrario, al bando de los asesinos de su primer marido. Este hombre (abuelo paterno) también es viudo ya que su mujer había fallecido en el parto del segundo hijo. Cada uno de ellos, abuelo y abuela traen consigo dos hijos y después tienen un hijo de este matrimonio.
Entre esos hijos que traen están el padre y la madre de Pedro, ya que de nuevo se repite la historia, el hijo del abuelo se casa con la hija de la abuela, es decir, ella se casa con el hombre del bando que mató a su padre. Y de este matrimonio nace Pedro.
El está representando al primer marido de su abuela, a su abuelo materno, tiene miedo de que le pase lo mismo y su mujer le traicione, “puta enemiga”, como él decía.
Realmente con quién tiene que solucionar es con su propia familia ya que tiene que expresar ese enfado a sus abuelos y a sus padres y entender que esto no es un asunto suyo y poder dejar de juzgarlos.
Trabajando de esta forma Pedro se da cuenta que le expresa a su mujer lo que no tiene que ver con ella, desensibiliza esas heridas de alma y aprende a manejarlas cuando aparezcan, que es mucho menos que al principio. Se trata de aceptar que esta es mi historia y desde ahí, ya se flexibiliza.
Adquiere fuerza y repetición precisamente cuando no se acepta, cuando se lucha contra esa historia o cuando ni siquiera se quiere mirar.
Bert Hellinger es el terapeuta que nos enseñará sobre todos los movimientos del alma. Se trata de averiguar si la persona, en el ámbito de la familia extensa, se encuentra implicada en suertes de anteriores miembros de la familia. Una vez salen a la luz, la persona puede librarse de sus implicaciones con más facilidad.
Para ello trabaja desde las Constelaciones Familiares. Un grupo extenso se reúnen en un espacio, en el cual una persona decide que quiere trabajar y habla de su problema o sufrimiento sin dar demasiados datos familiares.
Esta persona elige a otras, incluida ella, para que represente a los miembros de su familia, siempre nombradas por Hellinger, y las coloca en el espacio en relación unas con otras. Estos representantes sienten como las personas reales en cuanto se hallan en esta constelación. En ocasiones incluso manifiestan los síntomas que esos miembros de la familia tienen, sin saber nada de ellos y desde esos sentimientos se mueven hacia la solución. Es algo que no tiene explicación pero que se puede comprobar que es a si a partir de cada una de las constelaciones.
Obviamente existe una conciencia de grupo. Al grupo en el que dicha conciencia actúa pertenecen los hijos, los padres, los abuelos, los hermanos de los padres, y todos los que hicieron sitio, cónyuges o novios anteriores de los padres. Ahora bien, si uno de estos sufrió una injusticia, en el grupo surge la necesidad irresistible de compensación. Es decir, la injusticia ocurrida en generaciones anteriores, más tarde es representada y sufrida nuevamente por otra persona para que, por fin, se arregle.
Aquéllos que tienen que asumir el destino, por ejemplo, de un excluido son obligados injustamente por la conciencia de grupo, ya que ellos son absolutamente inocentes. Aquellos, en cambio, que realmente se hicieron culpables, por dar o excluir a un miembro de la familia, quizás se encuentren bien a pesar de todo.
La conciencia de grupo, por tanto, no conoce la justicia para los descendientes, sino únicamente, para los antepasados.
Hay tres órdenes del amor:
1) La vinculación: necesidad de pertenencia a la familia.
2) Equilibrio entre dar y tomar: habría que equilibrar pero en las relaciones padre-hijo es imposible. Los hijos siempre se sienten culpables de no poder dar más a los padres, por ello la compensación inconsciente sería, por ejemplo, representar a un hijo muerto.
3) La jerarquía de la familia: no hacer de padre de tu padre, la mujer o marido antes que los padres …Ocurre que cuando un padre está muy debilitado el hijo no lo acepta y lo cuida, se coloca por encima de este, hace como si fuera su padre y no el hijo que es. Así aparece un importante desorden y con ello enfermedad o sufrimiento.
En consulta debido a que no puedes disponer de los representantes lo que hacemos es que el paciente coloque sillas vacías para los miembros de su familia. Por ejemplo en el caso anterior le pido a Pedro que ponga una silla para él, una para su madre, una para su abuelo materno, el que fue asesinado y otra para su abuela materna, la que traicionó ; y con mucha calma le pido a Pedro que respire frente a esa imagen. No tarda mucho en empezar a sentir una rabia enorme hacia su madre y su abuela, a verbalizar “vosotras le traicionasteis”. Dejo que Pedro exprese su enfado y después que ocupe el lugar de la madre y se de cuenta de que ella ha llevado ese conflicto interno, esa lucha que le ha transmitido a Pedro y que ella si se ha sentido culpable, que incluso desde el enfado a su propia madre ha repetido lo mismo y no ha sabido hacer otra cosa. Esto va trabajándose poco a poco para ir entendiendo a su madre, a su abuela…Incluso cuando se pone en la silla de su abuelo asesinado, Pedro se da cuenta de que su abuelo quiere que su nieto sea feliz, que deje de hacerle justicia y le de la dignidad de llevar sus propios asuntos, su destino.
Así se van trabajando los diferentes focos, trabajo también con la reconciliación respecto al padre, al abuelo paterno…etc.
Pedro ha curado gran parte de su herida y otra parte la sabe manejar, ya que cuando alguna vez siente esa rabia hacia su mujer lo que hace es cambiar esa energía y colocarla donde pertenece, en su propia historia.
En Constelaciones impacta la imagen que aparece pero luego hay que ir trabajándolo a nivel emocional en consulta, esto es importante.
Otro ejemplo de las implicaciones familiares es el caso de Adrián, viene a consulta por su miedo a la muerte e inseguridad respecto a su matrimonio.
Su miedo hace que no pueda salir de viaje, ni siquiera a un pueblo cercano y que ante cualquier síntoma físico normal comience a angustiarse.
Respecto a su mujer tiene dudas y la cabeza puesta en su secretaria.
Adrián es el encargado de su empresa familiar, empresa que levantaron sus padres y delegaron en él y sus hermanos hace algunos años.
En este caso sigo dos enfoques diferentes, uno que explicare más tarde, el que pertenece a la terapia breve o estratégica y otro, el que aquí nos concierne, el enfoque transgeneracional.
Adjunto, como en el caso anterior, el genograma familiar.
Empezamos a explorar la primera demanda, siguiendo ese miedo, esa angustia a padecer alguna enfermedad, a necesitar ayuda y encontrarse solo…y empiezan a aparecer situaciones de niño de gran soledad, rechazo y miedo respecto a otros niños pero lo más importante es la relación de apego que ha tenido con su madre, una mujer angustiada por la muerte y muy sobre protectora. Todo tiene un motivo, nada es porque sí.
Y como podemos ver en el genograma Ana tuvo cantidad de pérdidas en su historia. La madre de Ana, Isabel, perdió a su primer marido y a su suegro en un bombardeo en la guerra civil y más tarde pendió a los dos hijos de este matrimonio, uno por enfermedad con dos, tres añitos y otro un par de años más tarde, también con dos, tres años, debido a un accidente con aceite hirviendo. No puedo evitar estremecerme cuando aparecen tantas muertes de niños. Es algo realmente dramático y perturbador. Esto no queda aquí ya que Isabel se casa con otro hombre, abuelo de Adrián, con el que tiene dos hijos más, un chico y una chica, Ana, la madre de Adrián, con tal mala coincidencia que el primer hijo vuelve a morir. Es imposible que la madre de Ana no estuviera aterrada de que la única hija que le quedaba no sufriera el mismo destino que sus hermanos. Y no solo el miedo a que muriera Ana sino todo el dolor que tuvo que vivirse en esa casa, en esa madre, me resulta devastador pensarlo.
Así que esto es lo que hay que ir trabajando poco a poco, todo el miedo y angustia que Adrián recibió, inevitablemente, de su madre, transformando ese miedo en el dolor que supuso esto y mirando todo lo que no se pudo mirar entonces.
De aquí nos vamos a la segunda demanda. Adrián tuvo un apego enorme con su madre no solo por esta historia sino porque su padre realmente no estuvo. Su padre siempre trabajó en exceso y sobretodo y lo más importante en relación a la demanda, tuvo alguna amante, entre ellas a su secretaria.
Manolo, padre de Adrián, mantuvo una relación de varios años con su secretaria, con el consentimiento de su mujer, aunque esta siempre le reprochaba y se quejaba, incluso hoy en día reprocha esto aunque haga más de 20 años, pero su miedo a la perdida hace que no rompa el matrimonio. Pero de alguna forma Adrián pasa a ser el sustituto del padre y ha odiar tanto a este que no soportaría ser como él. Precisamente ese miedo a ser como el padre es lo que provoca ese impulso de infidelidad, porque en lo profundo hay una lealtad, una lucha interna entre el no permiso y la lealtad.
En la historia del padre podemos ver como el abuelo ya era infiel a su mujer con prostitutas y que si aún subimos más alto el bisabuelo ni siquiera quiso reconocer a su hijo porque él ya tenía una familia y ese hecho había sido una aventura de este con la bisabuela.
Todo esto es lo que Adrián tiene que ir trabajando poco a poco, sin prisas, dándose cuenta que cada uno tiene su responsabilidad, que nadie ha sabido hacerlo de otra forma, que él tiene que aceptar el destino de cada uno y tomar y disfrutar la vida que sus padres le han dado.
Aceptar, paradójicamente, que “si es como su padre estará bien” y ahí es donde acaba la lucha, el impulso, dando y sintiendo el impulso.